Breve relato de la salud mental en España
En la década de los años setenta del pasado siglo, grupos de jóvenes e inquietos psiquíatras y psicólogos, comenzaron a denunciar el precario estado de la atención en salud mental,
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Leer másHace ya algunos años presentamos este Póster, en el X Congreso Nacional de Prevención y Control de Tabaquismo CNPT 2020,
Leer másDejar de fumar es un proceso de cambio, el fumador que decide abandonar el consumo de tabaco, por lo general, transita por distintas fases, definidas y con características concretas.
Leer másLa obra de Sigmund Freud se caracteriza por su originalidad y gran creatividad, al ser concebida al margen de las corrientes imperantes en la Psicología y en la Psiquiatría de su tiempo.
Leer másEl sueño es una de las funciones básicas en el ser humano, es una necesidad biológica por la que se restablecen funciones físicas y psicológicas. No dormir lo suficiente puede producir distintos síntomas...
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En la década de los años setenta del pasado siglo, grupos de jóvenes e inquietos psiquíatras y psicólogos, comenzaron a denunciar el precario estado de la atención en salud mental, dentro del sistema sanitario español.
Se decía entonces que la asistencia en salud mental en España era la Cenicienta de la asistencia sanitaria.
En aquellos años solo se contaba con hospitales psiquiátricos públicos o concertados, dependientes de las diputaciones provinciales, para internamientos prolongados y las consultas de neuropsiquiatría de la seguridad social, en las que en dos horas se podía atender hasta cuarenta casos de neurología o de psiquiatría, lo que da idea de la imposibilidad de prestar atención adecuada en tan poco tiempo por paciente.
A pesar de ello, muchos de los neuropsiquiatras titulares de esas consultas, por ser buenos clínicos, eran capaces de establecer un diagnóstico correcto y de instaurar un tratamiento farmacológicos adecuado.
Había pocas unidades de hospitalización breve en los hospitales generales y la mayoría pertenecían a hospitales clínicos universitarios.
Al comienzo de la democracia, ante las quejas de la población por la precariedad de la asistencia y ante la insistencia de las denuncias de los profesionales, los políticos comenzaron a admitir la necesidad de reformar y de mejorar la atención a la salud mental.
De aquel modo, se inició un intento de transformación de la asistencia psiquiátrica, enmarcándola en la Ley General de Sanidad, que nació carente de presupuestos para su desarrollo.
Desgraciadamente, los gobernantes de aquellos años se dejaron influir por algunos profesionales, más ideólogos que científicos, que propugnaban la implantación del modelo antipsiquiátrico italiano.
La llamada antipsiquiatría italiana, establecía una similitud entre los presos de conciencia en los estados totalitarios y los enfermos mentales ingresados en los psiquiátricos.
Este falso planteamiento, condujo al externamiento masivo de enfermos mentales de los hospitales psiquiátricos, tanto en Italia como en España, los cuales eran incapaces de tener una autonomía suficiente para sobrevivir en sociedad, si no eran acogidos por sus familiares, quedaban condenados a la más miserable indigencia.
Se negaba de este modo la enfermedad mental crónica y el patente deterioro que presentaban los pacientes, se atribuía al efecto negativo del institucionalismo.
Se preconizaba que, llevando a cabo una buena asistencia en la fase aguda de los trastornos mentales, se evitaría su cronicidad.
Este ingenuo planteamiento, ajeno a la experiencia clínica, tuvo como consecuencia el cierre de camas hospitalarias de pacientes crónicos y a la apertura de varias unidades psiquiátricas de hospitalización breve para casos agudos.
Sin embargo, el número de camas hospitalarias para agudos de nueva creación fue claramente escasa, provocando el fenómeno conocido como puerta giratoria, al provocar múltiples ingresos de los mismos pacientes, a los que se les daba el alta prematuramente, por falta de espacio ante la gran demanda existente.
Es cierto que se crearon muchos centros de salud como alternativa a las consultas de neuropsiquiatría, con dotación personal multiprofesional, pero también numéricamente muy escasos, por la cantidad de población que se asignaba a cada centro.
En el caso de los psicólogos, resulta imposible practicar una psicoterapia, que ante la gran presión asistencial, se ven obligados a distanciar meses una sesión de terapia de la siguiente.
Los psiquiatras desbordados por la demanda de atención a patologías menores, relacionadas con problemas vitales, apenas pueden destinar tiempo al control de los pacientes mentales crónicos.
Aunque se han ido creando recursos residenciales y rehabilitadores para pacientes crónicos, como alternativa al hospital psiquiátrico, estos también son muy escasos, por las grandes necesidades existentes.
Como la realidad es tozuda, los hospitales psiquiátricos de larga estancia vuelven a estar repletos de personas incapaces de adaptarse a las exigencias sociales.
Los informes anuales del Defensor del Pueblo recogen las quejas continuas de la población y por la precariedad de recursos en asistencia a la salud mental.
Las ratios de profesionales de salud mental, psicólogos y psiquiatras en la asistencia pública, aunque han aumentado algo en las últimas décadas, siguen siendo ridículas en comparación con la mayoría de los países europeos, con un nivel económico no muy alejado del de España.
En definitiva, ante este nuevo día de la salud mental, los profesionales tenemos el deber de seguir concienciando a la población para que exija a las autoridades una mayor dotación de recursos que haga posible una asistencia digna y suficiente.
Olvido Del Cerro
Dejar de fumar es un proceso de cambio, el fumador que decide
abandonar el consumo de tabaco, por lo general, transita por
distintas fases, definidas y con características concretas.
La mayoría de los profesionales intervenimos en el proceso de cambio señalando y abordando las etapas o fases descritas por los autores Prochaska y DiClemente, en su Modelo de los estadios de cambio.
Estas fases son 6,
La primera fase se denominada precontemplación, es cuando la persona no considera que tenga un problema, por lo que no acude a consulta.
La segunda fase, contemplación, la persona sabe que tiene un problema, aunque existe ambivalencia, aún no considera el cambio.
La tercera fase, preparación, la persona se siente motivada para el cambio, se abre una ventana para el consejo terapéutico y continuar hacía la siguiente fase.
La cuarta fase, acción, la persona se implica y realiza acciones, comienza el cambio.
La quinta fase, mantenimiento, es la fase en la que la persona intenta mantener el objetivo cumplido en la fase anterior, la acción del cambio.
La sexta fase, recaída, cuando la persona vuelve a realizar las conductas anteriores, es una etapa muy importante, si sucede, se debe volver a la fase en la que la persona se implica en acciones hacía el cambio.
Aunque no es imprescindible seguir este modelo para abordar el tabaquismo, es muy interesante y conviene tener en cuenta cada una de estas fases, sobre todo, la quinta, mantenimiento, para poder afrontar la inevitable, para algunos y evitable para otros, la fase de recaída.
La prevención de recaídas, tener un plan de actuación debe ser prioritario, no dar por supuesto que, después de unos meses sin consumo, no existe riesgo de caídas y recaídas, puesto que la deshabituación tabáquica es un largo proceso, el no consumo a corto plazo no implica el éxito de deshabituación tabáquica, evidentemente es el camino, pero no el final.
Hablamos de proceso de cambio, de fases y de tiempo y de trabajo invertido en abordar el tabaquismo, porque no se trata "solo de dejar de fumar" se trata de un cambio decisivo y profundo en la vida de persona que decide abandonar el consumo de tabaco, y por supuesto de nicotina en cualquiera de sus formas.
Conseguir herramientas eficaces para hacer frente a las diferentes situaciones que se producen en el día a día del fumador.
El fumador, con su pitillo, que siempre ha considerado como su bastón, como un apoyo incondicional, a veces, como la única compañía y que ha utilizado durante años, en cada una de las experiencias, situaciones agradables y felices, otras difíciles, desagradables… problemas de todo tipo…afrontar con el pitillo, pensando necesito un cigarrillo y lo más terrible… creyendo firmemente en ese pensamiento erróneo… necesito…
La nicotina es una sustancia que produce una fuerte y rápida adicción.
Generalmente en la mayoría de los casos el consumo de tabaco comienza en la adolescencia, lo que contribuye a que se produzca un consumo fuertemente social y una pronta dependencia. Los receptores nicotínicos son muy sensibles, una vez se activan y despiertan por consumo de nicotina, queda grabado o almacenado el recuerdo en los receptores para siempre.
El cigarrillo es un producto que contiene miles de sustancias, todas nocivas y muy peligrosas para el organismo, las hojas de tabaco constituyen la mayor parte del cigarrillo, el tabaco contiene nicotina, y es la responsable exclusivamente de crear adicción, la nicotina es consustancial al tabaco. Sin la nicotina no se generaría adicción.
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La nicotina actúa como un excitante en el sistema nervioso central, activando el sistema simpático, generando alerta, insomnio, acelera el sistema endocrino, digestivo, produce vasoconstricción elevando tensión arterial, acelera el pulso y respiración… el tabaco afecta a todo el organismo, alterando múltiples funciones.
El tabaco afecta a todo el organismo, produce múltiples patologías y causa enfermedades con consecuencias, la mayoría de los casos mortales, no solo para los fumadores, si no produciendo daños también para el resto de las personas y contaminando el planeta.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, (OMS) cada año fallecen en el mundo más de 8 millones de personas a causa del tabaco. Más de 7 son por consumo directo y 1,2 millones por la exposición al humo. (2023)
En España 54.000 personas aproximadamente al año mueren a consecuencia del tabaco. Datos del Plan Nacional sobre Drogas (2023)
Dejar de fumar puede ser todo un reto, se puede percibir cómo algo inalcanzable…
O también se puede apreciar como una oportunidad para adquirir hábitos y habilidades saludables y eficaces, para ser capaz de abordar el día a día, afrontar las situaciones que generan ansiedad, estrés y malestar sin ese bastón dañino que es el cigarrillo.
Conseguir manejar las emociones intensas sin necesidad de ese apoyo incondicional del pitillo…adquirir nuestros propios apoyos internos, sólidos y válidos.
Decir adiós al tabaco para siempre es posible, no es fácil, como ocurre en cualquier proceso de cambio, contar con la ayuda y acompañamiento de un terapeuta en el camino te será mucho más fácil y te llevará sin duda por mejores senderos.
Olvido Del Cerro
SIGMUND FREUD Y SU MODELO PSICOLÓGICO
La obra de Sigmund Freud se caracteriza por su originalidad y gran creatividad, al ser concebida al margen de las corrientes imperantes en la Psicología y en la Psiquiatría de su tiempo.
Sus formulaciones teóricas nacen de la observación clínica y del propio análisis y reflexión, no siendo influidas por modelos teóricos anteriores ni por ningún canon académico rutinariamente aceptado.
El gran mérito de sus propuestas teóricas consiste en que, partiendo de la evidencia científica clínica, constituyen constructos racionales de gran coherencia interna, con una capacidad explicativa de lo que él denomina aparato psíquico que puede ser aplicable tanto a sujetos sanos como a sujetos enfermos.
Por otra parte, por lo novedoso y enriquecedor de estos conceptos sobre el psiquismo humano, se produjo una gran aceptación social, popularizándose más allá del campo profesional e influyendo notoriamente en muchos de los grandes pensadores contemporáneos e incluso en movimientos literarios y artísticos como el surrealismo, que reivindica el inconsciente y el mundo de los sueños.
A pesar de su éxito en el ámbito cultural, en las esferas médico-académicas y en los sectores sociales más conservadores tuvo múltiples detractores.
Si por algo se caracteriza la obra de Freud es por su constante interés por los procesos mentales inconscientes que condicionan nuestros sentimientos y nuestra conducta y que, según el autor, pueden manifestarse a través de los sueños o de los síntomas neuróticos.
Freud parte de una amplia formación humanística y científica. Doctor en medicina, especialista en neurología, inicia sus investigaciones sobre algunos cuadros psicopatológicos de apariencia neurológica que resultan arduos y complejos a la hora de establecer un diagnóstico diferencial.
Su interés por estos fenómenos se incrementa tras su estancia en París, en el Hospital de la Pitié-Salpêtríere, donde acude para ampliar sus estudios en 1886, dado que allí ejercen los mejores neurólogos de la época, como Laségue, Charcot o Briquet entre otros.
Queda muy impresionado por las técnicas de hipnosis practicadas por Charcot con las pacientes histéricas, que a menudo desarrollan síntomas de apariencia neurológica.
Tras su regreso a Viena, comienza a investigar sobre la histeria y a ensayar nuevas terapias alternativas, dado los malos resultados de la hipnosis.
Fruto de sus investigaciones, publica junto a Breuer “Estudios sobre la histeria” y posteriormente “Proyecto de una psicología para neurólogos”.
Las formulaciones de Freud van evolucionando con el paso del tiempo y con el incremento de su experiencia clínica, siendo siempre planteadas como hipótesis de trabajo, susceptibles de ser modificadas ante posteriores hallazgos.
Freud plantea a lo largo de los años tres modelos sucesivos fundamentales, para intentar explicar la dinámica del psiquismo humano, las denominadas tres tópicas.
En la primera tópica, se definen tres instancias psíquicas; el yo consciente, el preconsciente y el inconsciente, constituido por todos aquellos conocimientos que guarda nuestra memoria y que, aunque en un momento determinado no los tengamos presentes, podemos siempre evocarlos de modo voluntario. El inconsciente está constituido por elementos guardados por nuestra memoria pero que no somos capaces de evocar, por su naturaleza dolorosa o traumática, están inconscientemente reprimidos para evitar la angustia y los sentimientos de culpa que no produciría volver a hacerlos presentes.
La segunda tópica nace de las reflexiones de Freud ante las tendencias violentas y destructivas del ser humano llevadas al máximo en las guerras y en los regímenes despóticos y totalitarios.
Define Eros al conjunto de tendencias afectivas, pacíficas y constructivas que atribuye a lo que él denomina instintos de vida. Denomina Tánatos al conjunto de tendencias agresivas y destructivas, que constituyen instintos de muerte.
Ambas tendencias están presentes en todos los sujetos y de su interacción surge la conducta de cada uno en cada momento.
La tercera tópica, que es la última propuesta para intentar explicar la dinámica psíquica, define tres instancias básicas.
El Ello, constituido por el conjunto de impulsos básicos instintivos, que es de naturaleza animal y que, por tanto, está presente en todos nosotros, aunque más o menos reprimido por exigencias sociales y por las normas y valores internalizadas de modo inconsciente en los primeros años de nuestro desarrollo.
Lo que Freud designa como El Superyó, es el conjunto de normas internalizadas precozmente y de modo inconsciente, como una exigencia para ser aceptados por el clan familiar al que pertenecemos y del que depende nuestra supervivencia en la infancia.
Ello y Superyó son instancias inconscientes y de su interacción surge el Yo consciente.
En cuanto a la técnica terapéutica empleada por Freud, que denomina Psicoanálisis, hay que recordar que la va construyendo como alternativa a la hipnosis utilizada por Charcot con las pacientes histéricas, al comprobar la falta de eficacia de ésta.
Freud se propone trabajar con pacientes en estado consciente y no en estado seminconsciente o inconsciente como en la hipnosis. Pretende de este modo que evoquen de modo consciente aquellos posibles hechos traumáticos que pueden estar condicionando su sintomatología presente.
Utiliza para ellos la libre asociación de ideas, para facilitar la evocación de un modo no forzado, induciendo al paciente a que analice el contenido de sus manifestaciones, haciéndola reflexionar sobre ellas. También utiliza como objeto de análisis el contenido de los sueños.
Dice el propio Freud sobre el Psicoanálisis: “Su propósito es robustecer al Yo, ampliando su campo de percepción y desarrollando su organización de manera que pueda apropiarse de nuevas partes del Ello. Donde era Ello ha de ser Yo”.
El Psicoanálisis no sólo supone la elevación a la consciencia de los conflictos reprimidos inconscientes, sino que también aporta una reeducación afectiva y emocional a través de la nueva relación establecida con el terapeuta.
Esto es posible debido al fenómeno descrito por Freud como transferencia. La transferencia consiste en el acto proyectivo de valores positivos, que el paciente deposita en la figura del terapeuta.
Entre sus obras fundamentales, además de los citados Estudios sobre la histeria, tiene especial relevancia La interpretación de los sueños, publicada en 1889. Freud considera una vía de acceso a los conflictos inconscientes los contenidos de los sueños. Define tres leyes que rigen los sueños; la inversión, el desplazamiento y la condensación, que serían clave para interpretarlos.
En su obra Tótem y tabú indaga sobre el origen atávico de las normas y las prohibiciones sociales, afirmando que buena parte de estas proceden de las costumbres de los clanes tribales prehistóricos, en los que cumplían una función práctica y organizativa, y que se han ido transmitiendo de padres a hijos, aunque en la sociedad actual se haya perdido su utilidad práctica, siguen significando la pertenencia a un clan, que se auto-identifica a través de ese conjunto de normas, creencias y de prohibiciones.
De gran importancia también dentro de su obra, por su notable aportación a la clínica, son sus patografías monográficas; El caso de Dora, El hombre de las ratas, El hombre de los lobos etc.
Las amplias inquietudes de Sigmund Freud se plasman en sus obras con contenido sociológico y antropológico, como en la Psicopatología de las masas, El malestar en la cultura, Más allá del bien y del mal etc.
Se ocupa también de asuntos no clínicos, demostrando su inquietud científica en todos los campos, como en la Psicopatología de la vida cotidiana, Psicoanálisis del arte, Moisés y el monoteísmo etc.
Su obra que fue criticada por algunos sectores médicos y por la sociedad más conservadora, tanto por su originalidad, como por penetrar en ámbitos negados y prohibidos por el puritanismo de la sociedad Victoriana, como el de la sexualidad infantil, tuvo, sin embargo, una buena acogida por parte de grandes clínicos como Eugen Bleuler, Carl G. Jung, Sandor Ferenczi, Abrahams…
Con algunos de sus discípulos rompió posteriormente, cuando consideró que se desviaban de su línea de pensamiento, como fue el caso de Jung, Adler o Reich.
A pesar de las múltiples desviaciones o evoluciones que ha habido en un siglo de historia de su propuesta teórica original, nadie hoy en día duda de la utilidad ni del prestigio de todas esas corrientes derivadas del Psicoanálisis, que se denominan de Orientación Psicodinámica, por lo que puede decirse que el legado de Freud ha crecido, ha arraigado y se ha multiplicado.
La concesión de premio Nobel en 1909 fue también la base para su reconocimiento mundial, a pesar de que se la dieron de literatura, por la oposición de las academias médicas a concederla el de medicina por su heterodoxia científica.
Su obra no solo ha influido en el ámbito profesional especializado de la psicología y de la psiquiatría, sino que también lo ha hecho en el campo filosófico, social y político.
Obras importantes pensadores como la denominada escuela de Frankfort, Marcuse, Bloch, Adorno, Benjamin, Erich From, Carol From Reichman, Caruso etc. han sido notablemente influidas por el pensamiento freudiano.
Olvido Del Cerro